“La atención médica en los Estados Unidos supera con creces la de cualquier otra nación, medida tanto en gasto per cápita como en porcentaje del PIB. A pesar de esto, el país tiene resultados de atención médica significativamente peores en comparación con otras naciones. Estados Unidos es la única nación desarrollada sin un sistema de atención médica universal, con una gran proporción de su población sin seguro médico, un factor sustancial en el exceso de mortalidad del país.”
Este es el primer párrafo de la entrada en Wikipedia que habla del sistema de salud en Estados Unidos. Lo he reproducido tal cual, porque no tiene desperdicio. Ojo, es la Wikipedia. No es un artículo de opinión en un periódico con líneas editoriales extremistas. Estados Unidos es un país fantástico en muchos niveles y, en general, con todo lo que tiene que ver con la economía y el nivel de vida. Los salarios son altos, los impuestos bajos, y el coste de la vida es similar, o en algunas cosas incluso más barato, al que podemos ver en Europa. Pero este país tiene un par de anomalías dónde las cosas son claramente peores que en otros lugares y el sistema de salud está a la cabeza de estas anomalías.
Recalco lo de “sistema”. Esto no es un problema de servicios sanitarios en sí. En mi experiencia Estados Unidos tiene los mejores hospitales, los mejores médicos, los medios técnicos más punteros y los laboratorios de investigación médica más avanzados del mundo. Si te la puedes pagar, tu atención médica va a ser mejor que en ningún lugar. Pero si hablamos del sistema, la cosa es diferente. Hay una extrema ineficiencia en el sistema de salud porque el gasto es increíblemente elevado y el resultado conseguido para el conjunto de la sociedad es muy pobre, en comparación.
El sistema de salud americano se compone de varios actores: las compañías aseguradoras (tipo Sanitas), los proveedores de servicios médicos (como la consulta de un médico privado), los sistemas de clínicas y hospitales, y los proveedores independientes, que son profesionales médicos que ofrecen sus servicios en otras instituciones. Por ejemplo, un anestesista que trabaja en un hospital los lunes y martes y en otro el resto de la semana, y no forma parte de la plantilla permanente de ninguno de dichos hospitales.
A diferencia de lo que sucede en otros países, las aseguradoras son el gran gorila de este sistema. Por ejemplo, UnitedHealth es una de las 10 empresas más grandes del mundo. Su capitalización (valor en bolsa) es de más de 500.000 millones de dólares (2022). Esto es algo más de un tercio del PIB de España… ¡con solo 1 empresa! A esta aseguradora le siguen otras como Cigna (100b$), Humana (69b$) o Centene (49b$). Con este tipo de cifras es obvio que este sector tiene un poder económico tremendo, lo que se nota también en el alcance de sus grupos de influencia en el sistema político del país.
El sistema de centros médicos es esencialmente privado, con sólo un 21% de los hospitales comunitarios propiedad del gobierno. Sin embargo, un 58% de los centros son instituciones sin ánimo de lucro, aunque sean privados. La cobertura médica se brinda a través de una combinación de seguro médico privado y cobertura médica pública, como Medicare o Medicaid.
A continuación, incluimos tres artículos. El primero es un poco más pragmático y habla de los posibles caminos que el expatriado podría seguir para conseguir cobertura sanitaria y cómo navegar por ellos. El segundo proporciona información respecto de la calidad de los profesionales médicos de EE.UU. El tercero presenta un análisis a respecto de la eficacia del sistema de salud, en su capacidad de transformar el dinero invertido en buenos resultados sanitarios para el conjunto de la sociedad americana.