Al igual que hicimos con el sistema de salud americano, vamos a intentar evaluar la eficacia de la educación en Estados Unidos. Para ello vamos a considerar dos categorías de parámetros esenciales: cuánto dinero se gasta Estados Unidos en educación y qué resultados académicos consiguen. Vamos a comenzar con la parte económica.
Coste educativo
Estados Unidos gasta más por estudiante en educación que cualquier otro país. Sin embargo, esto no es un dato definitivo de por sí. Estados Unidos es uno de los países más ricos del mundo per cápita, y uno en el que el capítulo de servicios, en general, es especialmente caro, como hemos visto en otros artículos. En 2014, el país gastó el 6,2% de su PIB en todos los niveles de educación, solo ligeramente por encima del promedio de la OCDE de 5,2%. Es decir, en términos relativos a su riqueza, sí hace un esfuerzo algo mayor que la media de los 34 países de la OCDE, pero la diferencia es relativamente pequeña. Además, hay que considerar “cuánta” educación se paga con este dinero. En 2017, el 46,4 % de los estadounidenses de 25 a 64 años obtuvieron algún tipo de educación postsecundaria. El 48% de los estadounidenses de 25 a 34 años obtuvo algún tipo de educación terciaria, aproximadamente un 4% por encima del promedio de la OCDE de 44%. Es decir, si el porcentaje de americanos que obtiene estudios superiores están por encima de la media de los países de la OCDE, y además la educación universitaria es muy cara, entonces es lógico que en el presupuesto total de educación gasten algo más.
Más importante que el gasto total es, por lo menos para mí, la evolución histórica, porque es ahí donde vemos si estamos en uno de esos capítulos insostenibles como vimos con la sanidad, o si estamos en una categoría gestionada de una forma más racional. Vamos a revisar el histórico de la inversión educativa con respecto al PIB de Estados Unidos de los últimos 70 años en la próxima gráfica.
Como se puede observar, la inversión en educación es mayoritariamente pública. También vemos que durante los años 50 y 60 los americanos realizaron una expansión decidida de sus inversiones educativas, especialmente en el segmento público, duplicándola en la práctica. Fue en esta época que la guerra fría con la Unión Soviética tuvo un impacto muy importante en la educación de Estados Unidos. La llamada de alarma definitiva llegó en 1957, cuando los soviéticos lanzaron el Sputnik al espacio. El gobierno americano se dio cuenta de que el país se había quedado atrás en el plano educativo con respecto al “enemigo” lo que les decidió a incrementar las inversiones en este segmento. Sin embargo, las cosas cambian a partir de 1970. El nivel de inversión relativa en educación se estabiliza, y en los últimos 50 años aumenta solo muy ligeramente, apenas un 1% del PIB.
Dicho esto, recordemos que ha habido una explosión en las últimas décadas en los costes universitarios, que está embebida en los totales que hemos visto en la gráfica anterior. Así que es interesante disgregar esta inversión educativa entre estudios superiores y la escuela primaria y secundaria. Podemos ver estos resultados en la próxima gráfica producida por el National Center for Education Statistics.
Es interesante fijarse en la segunda gráfica, la que es relativa al PIB (GDP en inglés). El gasto en primaria y secundaria está totalmente plano, en el 4% del PIB durante los últimos 50 años. Así que el crecimiento del 1% de las últimas 5 décadas, que mencionamos antes, proviene exclusivamente de la educación universitaria. Veamos ahora qué porcentaje de la población ha sido educada con estas inversiones a lo largo de este periplo de más de medio siglo. La próxima gráfica, elaborada con datos del Censo de EE.UU., muestra esta información.
Podemos ver que desde 1970, cuando la inversión en primaria y secundaria se estabilizó, el porcentaje de estudiantes que completan el bachiller continuó aumentando. Para la población de más de 25 años pasó de estar en torno al 50% a casi alcanzar el 90%. Para el mismo grupo de población, el porcentaje de los que completaron estudios universitarios pasó de en torno al 10% en 1970 a más del 30% en periodos más recientes.
¿Qué hay de la evolución para los diferentes grupos étnicos del país? Una crítica que se escucha a menudo en este país es que los grupos sociales de menor nivel económico, especialmente los de ciertos grupos raciales, se quedan a menudo retrasados y más o menos abandonados por el sistema. La próxima gráfica compara los resultados en el área de lectura y habilidades lingüísticas de los tres grupos raciales más numerosos (blancos, negros e hispanos) para niños de 9, 13 y 17 años en el test estandarizado nacional NAEP durante los últimos 50 años.
Se pueden observar dos cosas. Primero: Todos los niños mejoran en este periodo. Segundo: los hispanos y los negros son los que más mejoran, con muchísima diferencia, aunque sigue habiendo un gap.
En resumen, con una inversión relativa al PIB plana en los últimos 50 años se ha casi duplicado el porcentaje de estudiantes que completan la secundaria. Y con un leve aumento de un 1% del PIB, se ha triplicado el porcentaje que completó estudios superiores. De momento no parece que el sistema educativo americano sea muy ineficiente ni muy derrochador, en términos macro. La lectura es muy diferente a la que se puede hacer con la sanidad.
Resultados académicos
El NCES (National Center of Education Statistics) ha compartido públicamente los resultados del PIRLS (Progress in International Reading Literacy Study), un estudio internacional que compara los resultados de un amplio grupo de países para niños de 4º y 8º grado (10 y 14 años). En la próxima gráfica vemos los resultados de este estudio relativos a dichas habilidades lingüísticas y de lectura.
Estados Unidos está en la parte alta de la tabla, aunque le superan países como Rusia, China y los países nórdicos. EE.UU. está claramente por delante de España y por delante de la media de este estudio. La región de Madrid, que supera el nivel medio de España, tiene un resultado casi idéntico a la media de Estados Unidos.
Más interesante aún es la próxima gráfica, que evalúa en este caso los conocimientos y habilidades matemáticas, realizada en 2019. Este estudio se llama TIMSS (Trends in International Mathematics and Science Study). Estados Unidos está en una posición similar a la que ocupaba en el PIRLS, por detrás de Japón, Corea, China y algunos países europeos como los nórdicos, pero por delante de todos los demás, incluida España. En este caso incluso la región de Madrid se queda claramente por detrás. Pero otra cosa muy interesante de este gráfico es que muestra no solamente el punto medio, sino también los resultados de los percentiles 10 y 90, es decir, el resultado medio del 10% de los mejores estudiantes y el 10% de los peores. Se puede ver que, en el caso de Estados Unidos, la barra es muy ancha. Esto quiere decir que las diferencias entre los mejores y los peores estudiantes son mayores que en otros países. De esta forma, los mejores estudiantes americanos son mejores que los mejores estudiantes de otros países como Noruega, que tienen sin embargo unos resultados medios superiores a los de EE.UU. Lo contrario sucede con los peores estudiantes americanos, que están por debajo de los peores de otros países con resultados medios inferiores a los de dicho país, como los de Croacia. También es curioso ver, en la parte derecha de la gráfica, cómo para la mayoría de los países el gap entre los percentiles extremos se está reduciendo. Sin embargo, en Estados Unidos se ha mantenido estable.
En 2014, la Unidad de Inteligencia de The Economist clasificó la educación de EE. UU. como la 14ª mejor del mundo, que es un puesto más o menos parecido al que vemos en las dos tablas anteriores. Pero hay muchos estudios por el mundo adelante y probablemente el lector habrá escuchado hablar de otro llamado PISA (Programme for International Student Assessment), que está coordinado por la OCDE. Vamos a revisar los resultados de dicho informe para tener un punto de contraste con otras estadísticas que son más habituales en Estados Unidos.
PISA clasifica actualmente el conocimiento y las habilidades generales de los jóvenes estadounidenses de 15 años en el puesto 25 del mundo en lectura, matemáticas y ciencias, con una puntuación total de 1.485 para el estudiante estadounidense, en comparación con el promedio de la OCDE de 1.465. El mapa a continuación muestra los resultados de los 78 países que participaron en el estudio. PISA 2018 es el último estudio publicado. PISA ya recolectó nuevos datos el año pasado y se espera la publicación del nuevo informe (PISA 2022) próximamente.
¿Y dónde está España? Pues no está. Como se puede ver en el mapa, España aparece en gris a pesar de ser uno de los miembros de la OCDE. España sí participo en el informe, pero la OCDE detectó irregularidades porque en el capítulo de lectura los estudiantes españoles respondieron de una forma muy acelerada a las preguntas. Ante las dudas al respecto de los resultados, España fue excluida. (¡Qué vergüenza!) Sin embargo, sí se publicaron los resultados de España de las otras dos pruebas (ciencias y matemáticas). En la próxima lista muestro los resultados totales y parciales de Estados Unidos, de la media de la OCDE y de España. Pero para el caso de España he incluido el resultado de lectura de PISA 2015, ya que no hay dato para 2018.
Total (lectura/matemáticas/ciencias)
EE.UU.: 1485 (505/478/502)
Media de la OCDE: 1465 (487/489/489)
España: 1460 (496*/481/483)
En resumen: España está ligeramente por debajo de la media de la OCDE y Estados Unidos algo por encima. ¿Y a qué distancia está Estados Unidos de los líderes? Pues yo diría que no tiene sentido comparar una ciudad, como puede ser Pekín, Shanghái, Macao o Hong Kong, que son además ciudades punteras y muy cosmopolititas a nivel mundial, con la media de un país entero. Las incluyen en PISA esencialmente por la dificultad de obtener datos consolidados de un país como China. El primer país de tamaño importante que aparece en la tabla es Japón seguido muy de cerca de Corea. Japón tiene una media de 520 y EE.UU. una de 495. Es decir, los resultados americanos están un 4,8% por debajo de los japoneses. Hay diferencia, pero es una diferencia relativamente reducida. Por otra parte si comparamos Estados Unidos con cualquier país iberoamericano las diferencias son importantes, a favor de los estadounidenses.
Cuando comparamos PISA con el primer estudio que vimos (PIRLS) los resultados y la clasificación de Estados Unidos son más o menos similares. Pero en una situación diferente están las matemáticas. PISA sitúa a Estados Unidos en una posición claramente peor en esta materia que el otro informe. Según PISA, EEUU. estaría algo por detrás de la media de la OCDE (478 vs 489) y un par de puntos por detrás de España (481). Sin embargo, TIMSS sitúa a Estados Unidos claramente por delante de España en esta materia (535 vs 498) y de la media internacional de 500, lo que deja a los americanos en una ubicación mucho mejor del ranking general. Esto se debe a que ambos estudios tienen focos distintos. TIMSS se enfoca en los conocimientos formales en Matemáticas. PISA se centra en la aplicación de las matemáticas para la resolución de problemas. Esto explica las diferencias. Y también indica que no puedes centrarte únicamente en los resultados de PISA para evaluar la situación de los países, que es lo que hacen los medios de comunicación en España.
Vamos a hacer una reflexión adicional en la cuestión de los resultados académicos. Para ello echamos un vistazo a los resultados de matemáticas en el informe español de PISA 2015 en la gráfica siguiente. El informe español incluye no solamente los resultados de España sino también los de las comunidades autónomas. Si nos fijamos en la gráfica se puede ver que:
España está por la zona media de la clasificación de países
La mitad de los mejores estudiantes de Navarra coincide muy bien con los baremos de los niños de Corea del Sur, que son los terceros del ranking mundial.
Canarias estaría en la parte baja de la clasificación mundial, ligeramente por detrás de Grecia y superando a Rumanía.
Es decir, dentro de España tenemos comunidades autónomas a casi el mejor nivel del mundo, y otras en los niveles globales más bajos. Si puedes encontrar este rango de variabilidad en un país de tamaño medio como España, ¿qué no vas a encontrar en Estados Unidos? Comparar Estados Unidos con España, en cualquier área, sería equivalente a comparar la Unión Europea con el estado de California. De hecho, ya hemos comentado en otros artículos que Estados Unidos es más del doble de grande que toda la Unión Europea (9.1 m. km2 vs 4.4 m. km2). Además, en el área concreta de educación el nivel de variabilidad en Estados Unidos es, si cabe, todavía mayor. Las competencias de educación están esencialmente en los estados. Y hay que recordar que Estados Unidos es una unión de estados independientes y soberanos que deciden colaborar para formarlo o que se unieron en las décadas siguientes a su fundación.
Recordemos los resultados que vimos en TIMSS. El rango de variación dentro de Estados Unidos es mayor que en la mayoría de los países. De esta forma comparar el sistema educativo de (digamos) Nueva Jersey con el de Luisiana es como comparar la educación de Finlandia con la de un país en vías de desarrollo. Digo esto con todos mis respetos por el estado sureño. Esto se puede ver en rankings como el de US News, que coloca a Nueva Jersey como el estado con mejor educación en el rango de K-12 y a Luisana en el puesto 46 de 50. Otra forma de ver lo que estoy diciendo de una forma más gráfica es revisar el mapa a continuación. HomeSnacks.com utilizó información de los ratios de graduación de la escuela secundaria del Censo de los EE. UU. y las comparó con el índice de educación de cada país del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Con esto elaboró un mapa en el que cada estado ha sido renombrado con el país al que más se parecería su sistema educativo.
Por un lado, Massachussets, New Hampshire y Vermont se asemejarían a Noruega, Finlandia y Suecia, respectivamente. Por otra parte, West Virginia, Luisiana y Nevada equivaldrían a Tanzania, Kenia y Ghana. ¡Tremendo!
Y esto es la comparación entre estados. Pero dentro de los estados puede haber también grandes diferencias, porque, aunque el estado tiene amplias competencias, los distritos escolares se organizan y gestionan a menudo a nivel local o a nivel de condado. Esto se nota en todo. Incluso en la financiación. Dentro del estado de Carolina del Norte en el que resido se pueden ver estas diferencias. El distrito de Chapel Hill gasta más de 5.000$ por estudiante y año, mientras que otros condados del estado no llegan ni a 500$. Hablamos de 10x. Un orden de magnitud de diferencia. ¡Dentro del mismo estado! Y es que los estados también son muy grandes. Por ejemplo, Tejas es un 50% más grande que España y más grande que cualquier país europeo.
Estas variaciones son muy importantes para el expatriado, porque al venir de fuera del país, tener habitualmente el apoyo de alguna empresa que le esté esponsorizando el visado y tener una cierta libertad para escoger el lugar de residencia, es común que los expatriados acaben buscando distritos escolares muy buenos. Y con este grado de diferencias, los mejores distritos escolares de Estados Unidos tienen un nivel educativo sensacional, incluso comparándolos a nivel internacional.